EL POR QUÉ DE EL BLOGÍGRAFO



El Blogígrafo es un blog destinado a mi producción literaria personal y a recomendaciones que por algún motivo tienen un interés especial, relacionadas con el mundo de la literatura, y a otras que crea que son de interés general. Si queréis colaborar a que este blog crezca con vuestras aportaciones, adelante. Un saludo.





lunes, 17 de noviembre de 2014

Para Violant Muñoz





SI TE APETECE ESCUCHA LA CANCIÓN MIENTRAS LEES.








ACOGIDO.




Siento el
abrazo amigo,


el
recibimiento deseado,


el adiós a las
tinieblas.


Cuando lo
daba todo por perdido,


he sido rescatado
del destierro literario


por una
mujer que habla de letras;


y que lo
hace con pasión,


con la misma
con la que yo intento escribir.


Es agradable
que me quiera publicar;


ese era el
objetivo:


escribir
para ser leído.


Lo contrario
es como un matrimonio que no funciona:


inservible, baldío,
innecesario.


Me he sentido escritor
de palabras muertas,


muchas veces,


demasiadas
tal vez.  


He arañado
puertas,


buscando una
luz encendida


donde todas
parecían apagarse.


He pasado
mucho tiempo esperando:


esperando
una llamada,


esperando
una cara amable,


esperando un
milagro.


Me he visto deambulando
por la senda literaria,


sin rumbo,
sin itinerario, sin horizontes;


como un
hombre gris,


atormentado entre
letras;



confundido,
molesto, desorientado.


Triste como
una nevera vacía,


ridículo como
un gato con el rabo amputado,


necio como
el falso listo estafado.


Ahora todo me
parece diferente.


Y espero no
defraudar,


estar a la
altura de la confianza depositada;


no
crucificar mi oportunidad,


una vez
encontrada la ansiada luz encendida.


Es agradable
sentirse acogido;


que te digan
que lo que escribes tiene algún valor.


¡Cómo
explicar lo que siento!


Podría
compararlo con momentos que me gustan;


como disfrutar
de un buen vino,


como reír
junto a mi amor,


como el sexo
en una playa desierta,


que te hace
sentir vivo,


libre,
natural, despreocupado.


Ya no pierdo
la mirada en la telaraña del techo,


tumbado en
mi cama, como ausente.


Fijo la
mirada en el teclado,


atractivo,
seductor, persuasivo,


con todas esas
letras extrañamente revueltas


esperando
ser ordenadas en frases y versos.


Y vuelvo a sintonizar
con él,


con renovados
anhelos,


como el cautivo
de las palabras que siempre he sido;


jugando con
ellas,


como el tahúr
con las cartas.


Y todo
gracias a una mujer.


La que me ha
acogido,


la del
abrazo amigo,


la del
recibimiento deseado,


la que me ha
rescatado de las tinieblas.


Gracias
Violant.


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