HOY

HOY.

Hoy no quiero salir a la calle.
Miro por la ventana
y veo a todos esos cuerpos
con sus almas danzantes
jugándole la partida a la infame vida.
Hoy no me apetece ser uno de ellos;
tengo la nevera llena,
libros nuevos por leer,
alguna idea para escribir,
la calefacción en marcha.
Hoy me siento demasiado creativo.
He escrito algunos poemas,
he dibujado un perfil de Bukowski,
con los Stones sonando en YouTube.
Mientras anochece
busco recetas en la red.
Unos ajos,
unos tomates,
cebollas,
champiñones,
sal,
pimienta,
vino blanco,
limones y pescado.
Tengo de todo.
Hoy voy a sorprenderlas cuando regresen.
Ya me abraza
el apetitoso aroma
del ajo en la sartén
extendiéndose por la cocina.
Hoy necesito la seguridad de mis paredes,
andar descalzo,
descorchar un Rioja,
vivir mi particular felicidad.
Afuera unos se emborracharán,
otros fornicarán,
cenarán en buenos restaurantes,
o se continuarán engañando a sí mismos.
¿Para qué salir de casa?
Todo seguirá igual sin mi presencia.
Me aburren la calle y sus gentes;
yo disfruto a mi manera:
escuchando a los Stones,
escribiendo este poema narrativo,
dibujando a Bukowski,
y cocinando un bacalao
que huele de puta madre.
Al Segar.