EL POR QUÉ DE EL BLOGÍGRAFO



El Blogígrafo es un blog destinado a mi producción literaria personal y a recomendaciones que por algún motivo tienen un interés especial, relacionadas con el mundo de la literatura, y a otras que crea que son de interés general. Si queréis colaborar a que este blog crezca con vuestras aportaciones, adelante. Un saludo.





jueves, 1 de enero de 2015

HOMO SAPIENS











HOMO SAPIENS.


 


Aquí nos tienen.


Viviendo vidas desquiciadas, manejadas con esmero por los que controlan los intereses económicos.


Si observamos bien veremos como la desperdiciamos; como la desperdiciamos diariamente, incapaces de encontrarnuestro lugar en ella. Veremos como algunos nunca aprenderemos a desenvolvernos con soltura en esta sociedad, ni a saber comprender sus normas.


Mientras diariamente continúa saliendo el sol, ponen a nuestro alcance nuevos inventos para sorprendernos y confundirnos más, como si pretendiesen limitar nuestros movimientos solo hasta lo que permiten nuestros complementos electrónicos.


Mientras tanto:


A los políticos ya nadie les cree.


Los curas son ahora oscuros y pervertidos.


La sanidad pública es cara e ineficaz.


Los universitarios deben repartir pizza.


Los nuevos sueldos son sinónimo de pobreza.


Por lo demás, todo sigue igual:


Los coches se averían.


Las lavadoras se averían.


Los televisores se averían.


Los teléfonos se averían.


Nada parece funcionar bien, pero seguimos naciendo.


Nacemos en ficticias sociedades de bienestar. En medio de demenciales guerras. Junto a negocios obligados a cerrar. Entre la miseria y la falta de porvenir, mientras la muerte muestra su cara más sonriente.


Los bares convertidos en nuevos templos donde expiar nuestro dolor, bebiéndonos en forma de cerveza el elixir de la purificación.


Desterrados de nuestro entorno de siempre por nuevas realidades.


Inseguros, viviendo con el miedo que nos quieren inocular.


Mientras tanto, las masas de cerebros manipulados para acomodarse en la nulidad intelectual, ascienden al nivel de ídolos a estúpidos productos televisivos que hacen dinero a costa de su ignorancia.


Aun así seguimos naciendo.


En una sociedad silenciada.


En una sociedad corrupta.


En una sociedad desamparada.


Aprendiendo gracias a nuestra capacidad de maleabilidad a avanzar a través de todo esto; aprendiendo a ganar pequeñas batallas en la guerra que todos tenemos perdida.


Nos engañan.


Nos menosprecian.


Se nos mean encima.


Pero mientras sobrevivimos sin penurias parece no importarnos demasiado.


Pero mientras todo avanza y envejecemos, nuestro corazón ensombrece. Es inevitable.


Vemos como mueren los nuestros. Como nos vamos muriendo nosotros. Como alguien esgrimiendo su causa, degüella para la televisión a un asustado hombre vestido de naranja, arrodillado ante la inminente muerte.


Cuchillos, bombas, tanques, ametralladoras, masacres, violaciones, sometimiento, expolio, atentados. Todo esto y mucho más, mientras el resto clama justicia a sus respectivos dioses; dioses que también parecen habernos dado la espalda; dioses que más parecen estar dándole a la botella, mientras sus incautas criaturas echan polvos con la ilusión de lanzar a sus retoños a este podrido mundo, donde los únicos con futuro son los bancos. Hijos nacidos del aburrimiento, como muestra de amor al crimen de la vida, cuando en según qué condiciones, un nacimiento debería ser considerado un crimen, pero que por legítimo, será un crimen que quedará impune hasta que se tope con el tribunal de la vida.


Seguirán existiendo armas y guerras, y erráticas muchedumbres sin una patria de la que enorgullecerse.


Mientras tanto, todo seguirá muriéndose. Hasta la Tierra lo está haciendo. No nos contentamos con matarnos entre nosotros, que incluso pretendemos matar a quien le debemos la vida. Somos sin duda el peor de los depredadores.


Todo escaseará en el futuro. Las centrales nucleares lo llenan todo de residuos radiactivos y el cáncer acabará diezmando a una humanidad zombificada.


Los columpios se volverán radiactivos.


La comida sana escaseará.


La supervivencia será el objetivo.


Y los ricos continuarán controlando lo poco aprovechable que quede sobre la faz de la Tierra, en cuya superficie se instalará el infierno al que tanto tememos.


Tan solo el sol continuará saliendo para todos por igual, y ya nadie llevará flores a sus muertos.


Y así pasarán los días hasta que todo finalice. Hasta que la vida decida bajar definitivamente su telón sobre el inhóspito escenario de esta farsa protagonizada por unos seres ridículos llamados hombres; unos pésimos actores actuando sobre un gran teatro llamado Tierra.


Tal vez en la inmensidad del Universo, en algún recóndito lugar del Cosmos, al calor de alguna estrella que extienda su vital aliento sobre algún planeta habitable, surja alguna nueva forma de vida primitiva que evolucione a través de los milenios.


Tan solo pediría que no repitiese errores, y que fuese más inteligente que el Homo Sapiens.


 


 


  


 












2 comentarios:

  1. Quan una cosa mora, una altra reneix.
    Veig que en el teu cas, les ganes d'escriure continuen ben vives.
    Felicitats.
    Aurora

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gràcies Aurora. Tinc mes ganes que mai des que la editorial Dédalo ha apostat per publicar el meu llibre de relats. Això m'ha donat renovades forçes.

      Eliminar